
Ya no sorprende. El uso de una posición de poder para vacunarse contra el Covid subrepticiamente y fuera de los protocolos, como ha sido el caso del ex presidente Vizcarra y su esposa; es clara evidencia que quienes nos gobiernan, no tienen reparos en transgredir la legalidad, si se trata de obtener una ventaja personal; mucho menos, tienen alguna consideración ética para mirar primero, la tragedia que viven millones de peruanos.
La Asociación Civil Vigilia Ciudadana no ha podido confirmar, la información de que operadores del gobernador regional en los servicios de salud de Piura, separaron algunas dosis para vacunarlo a él y a su familia más allegada. Tendría que ser la autoridad regional quien lo desmienta o confirme, antes que ello pueda serle demostrado como lo es el que su hermano candidato a congresista, utiliza en su campaña electoral y a tiempo completo, a personal pagado por el gobierno regional con dinero público.
Lo concreto en los dos casos, es que un funcionario público posee dos condiciones inherentes a la naturaleza de su cargo: Poder para poder hacer y discrecionalidad como libertad para decidir. El primero requiere control y equilibrio; la segunda, exige decisiones racionales, motivadas y públicas y que ambas condiciones, estén siempre orientadas a priorizar el interés general o el bien común.
Lo visto en el caso del ex presidente Vizcarra y en nuestro gobernador regional, es que cuando no hay controles efectivos al ejercicio del poder y su discrecionalidad no respeta principios dictados por la legalidad, la razón y la lógica; el desempeño del cargo y la gestión de gobierno, se orientarán a satisfacer el interés particular en lugar del general, el bien privado antes que el común, derivando en autoritarismo y arbitrariedad.
El concepto de corrupción es muy sencillo: Es el uso del poder público que se les ha confiado y que lo utilizan para obtener un beneficio privado e indebido. No nos queda duda, que los dos casos mencionados calzan perfectamente en esta definición.
Frente a ello y en plena campaña electoral, no se escucha a ningún candidato, alguna propuesta seria y consistente para abordar el hoy primer problema nacional, después del Covid; por lo que es evidente que, seguiremos en lo mismo, viendo como aparecen más toledos, vizcarras, servandos y manolos. Terrible.