
Hace algunos años, este escribiente querelló a una persona que, con su firma, me había difamado gravemente ante una importante autoridad pública. Cuando le fue evidente que iba a ser condenado sin atenuantes; optó por negociar el retiro de la demanda a cambio de pagar un porcentaje de la indemnización que le exigía. Luego del tira y afloja, acepté y fuimos al notario para yo firmar el desistimiento y él pagar lo acordado.
Llamó mucho mi atención su negativa a que el pago constara en el documento notarial, lo que casi arruina la negociación; sino también, el que los varios miles de soles que recibí en billetes de S/ 100 y S/200, estaban muy gastados y olían a humedad; evidencia que no los sacó del banco, sino de alguna caja o cantarito debajo de la cama. Al depositar el dinero en el banco, debí llenar un formato, señalando el origen del mismo. Registré la verdad, aunque si me requerían el documento con el acuerdo, no habría podido sustentar el real origen de ese dinero. Presumo que quien lo pagó, tampoco podía hacerlo documentadamente, quedando la incógnita, si era fruto de ingresos ilícitos.
Ahora, son 1,7 millones de personas naturales y 250 mil jurídicas con depósitos superiores a S/ 10 mil en el sistema financiero, poco más de 5 millones (70% de la PEA) realizan negocios en la informalidad y, paralelamente, son S/20 mil millones los que cada año, la corrupción en la administración pública esconde, en parte debajo de la cama o la “pitufea” en múltiples cuentas bancarias o se hacen comprar por testaferros, prometedoras candidaturas, lujosos autos y ostentosos inmuebles.
La reciente norma por la cual la SUNAT recibirá reportes de cuentas con más de S/ 10 mil, no acabará con la corrupción, pero la acotará pues obliga a que se le reporte cualquier transacción formal, de modo que quien saca dinero debajo de la cama para introducirlo al sistema, revelará su informalidad o ilicitud y es contra esas dos lacras que se tiene que luchar para ser un país serio.
Los informales, tendrán que hacer una compra o pago formal y estarán obligados a formalizarse. Los que se roban el dinero público, en algún momento, harán una transacción formal y ahí caerán y quiénes tienen cómo explicar el origen de su dinero, no tienen nada que temer. Lo de la inseguridad, es la gran mentira de quienes quieren seguir en lo mismo.