Ya llegará la hora del balance

Nadie que no ame la vida ni respete a sus semejantes, desearía que la pandemia siga escalando, pero pretender que el contagio se viene controlando a partir de una ligera disminución de fallecidos y de quienes buscan auxilio en hospitales públicos, es solo mostrar un lado de la medalla, pues no se pueden publicitar 15 mil recuperados (la mayoría en casa) y 4,700 de alta, sin incluir casi 1,200 muertos oficiales y el doble de registrados por estadísticas externas al gobierno regional, inferidos a partir de la venta de ataúdes y el contraste de fallecidos entre abril y junio de 2019 versus los mismos meses de 2020.

Quienes desde el GR Piura y la DIRESA intentan vender la idea que se está controlando la pandemia, no solo ocultan publicitariamente el número de piuranos muertos, en su mayoría por falta de camas UCI, ventiladores mecánicos, medicina y oxígeno; sino también, pretenden que la ciudadanía omita o se olvide de su ineptitud, su indolencia y sus corruptelas.

Aún no es momento de un balance que, cuando se haga, deberá incluir desde el Plan de Control del COVID plagiado que denunció el Defensor del Pueblo, la compra de 31 ventiladores mecánicos frustrada cuando fueron sorprendidos en el manipuleo de la corruptela; la fraudulenta compra de 100 mil mascarillas del GR PIURA y las del Hospital de Chulucanas a una constructora, usando fraudulentamente la clave SIAF de un ex funcionario; hasta los S/ 2 millones gastados en el retorno de piuranos varados en Lima.

No podría dejarse pasar la falta de equipos de protección, medicinas y materiales médicos, la absurda demora en la compra del primer isotanque al que prácticamente fueron obligados, las centenas de enfermos que no accedieron a una cama ni a oxígeno y por ello murieron, la lentitud de su “atención rápida”; hasta las designaciones por razones amicales y políticas de funcionarios sin conocimiento ni experiencia para desempeñarse en puestos especializados para controlar la pandemia.

Todos deseamos no haya más muertos ni contagios y que la tragedia pase pronto; pero la indolencia, la ineptitud y la corrupción no pueden quedar impunes y sobre ello, son fundamentales las investigaciones de la Contraloría y el Ministerio Público. Su llamativa lentitud y sospechoso silencio, tendrán también que entrar en el balance que hagamos los piuranos.

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