Tras un buen BESO británico

En 1775- Paul Revere – cruzaba a galope las praderas de Boston gritando ‘¡por ahí vienen los ingleses!” y, al día siguiente, tenían lugar las batallas, con las que se ponía en marcha la Independencia de Estados Unidos.

De igual modo, el día 15 de junio se anunció – no a galope pero si a tropel – que llegaban los británicos. El gobierno del Reino Unido había resultado ganador para la ejecución de las obras del programa “Reconstrucción con cambios”. ¿A qué puede llevarnos este anuncio? Por supuesto no a la independencia política. Pero si a una independencia de la ceguera que nos tiene atados e incapaces de obtener un mayor bienestar como región.

Podemos quedarnos sólo en una visión optimista – pero reduccionista – o podríamos ver un poco más allá y con mayor ambición aprovechar esta llegada para obtener no sólo infraestructura física sino además, con la oportunidad de contar con la reconocida capacidad británica para transformar realidades basándose en la educación.

Un ejemplo de ese impacto británico es Singapur. En 1823, el británico Sir. Thomas Raffles fundó lo que hoy es uno de los sistemas educativos más potentes del mundo con la misión expresa de “nutrir a líderes localeque servirán liderando en el servicio”. Luego, el Reino Unido elaboró (1947) el Programa de los Diez Años para la Política Educativa de Singapur. Le sucedió Lee Kuan Yew (su premier educado en Inglaterra) quien prosiguió la construcción de dicho soporte educativo. ¿Cómo se plasmó esto en la realidad? Primero, se fortaleció lo que para nosotros son los Institutos Pedagógicos, se nombró un director británico (J.D. Joseph) y en 5 años era ya un local quien dirigía esta formación de profesores. Y hoy somos testigos de sus asombrosos impactos.

Los británicos tenían un excelente sistema de voluntariado de expertos llamado BESO (British Executive Service Overseas). Este sistema ya se desactivó, pero es un hecho que hay alternativas similares que si el gobierno regional (obviando el interés del Estado Central) adoptase esa mirada más proyectada, podría solicitar una mano para potenciar nuestras capacidades desde la educación.

¿Nos animaremos a pedir un BESO británico?

(Publicado en Diario EL TIEMPO de Piura – 17/06/2020)

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