Los buenos o los malos somos nosotros mismos

En esta guerra contra el COVID, así como nos duele la pérdida de una vida en medio de tanta carencia material y miseria moral, indigna escuchar proclamas que piden unidad alrededor de quienes nos gobiernan o que no es momento de señalar a los responsables del desastre que vivimos… ¿Y quienes dicen esto o lo mandan a decir? Los mismos responsables. Ellos se sienten los buenos y los que cuestionan o denuncian son los malos.

Hace poco, el sacerdote Miguel Medina, decía que no se construye unidad sin la verdad y pedía la identificación complexiva (total) del problema que entorpece tener mejores resultados en esta guerra contra el COVID. En realidad, ese problema es el mismo que padecemos mucho antes de la pandemia y, lo que se vive hoy, es simple consecuencia de aquel.

No hay medicinas ni oxígeno, no hay ventiladores, ni camas ni hospitales, y tan graves carencias ¿Acaso se solucionan con unidad alrededor de la ineptitud y la corrupción encaramada en el gobierno regional o nacional? La identificación complexiva del problema que reclama Medina conduce a una sola respuesta: El problema somos nosotros mismos, porque vivimos esperando que otros hagan lo que nos corresponde hacer, porque primero se piensa en satisfacer las necesidades propias y del grupo de interés del que se es parte, porque se troca la dignidad por una prebenda y el voto por una licencia de circulación, un estipendio o un táper; porque no se tiene sentido del deber y de la responsabilidad y porque muchas veces hace falta una pizca de ética y otra de humanidad.

¿Alguien cree que, terminada esta guerra contra la pandemia con pocos o muchos muertos, las cosas dejarán de ser como son? De ningún modo. Seguiremos padeciendo la misma ignorancia y las mismas taras morales y ocurrirá lo que es el ciclo perfecto por el que transita toda sociedad cuando enfrenta una guerra o una tragedia: Quienes antes de la guerra eran los buenos, pasarán a ser los malos, y los que conformaban el grupo de malos, se convertirán en los nuevos buenos; y al cabo de una nueva tragedia, esos nuevos buenos, otra vez volverán a ser malos y así sucesivamente transitaremos el mismo ciclo, de modo que nunca habrá la unidad que la esperanza reclama, solo el interés de grupo o la soberbia con que la realidad nos golpea. Duele decirlo porque así es la verdad. Duele.

Los comentarios están cerrados.

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑